viernes, 21 de agosto de 2009

Entrevista


Desde la posición que le otorga una carrera de más de cincuenta años en cine, teatro y televisión, Concha Velasco es un auténtico referente del mundo escénico español. Hoy recala en Avilés con 'La vida por delante', de Romain Gary, dirigida por José María Pou (22.30 horas). Mañana repite función en el Palacio Valdés, en una obra que la actriz define como «una celebración de la vida y la dignidad».
-¿Qué supone para usted volver a Asturias?
-Miedo (risas). Con 'Filomena Marturano' tuvimos mucho éxito, y aunque en 'La vida por delante' también encarno el papel de una prostituta, el personaje es completamente diferente. Siempre me preocupa abordar nuevos roles, por eso me asusta un poco. Por otra parte, siempre es grato volver aquí, el aplauso del público borra cualquier problema previo.
-Hábleme de Madame Rosa, su personaje en esta obra.
-Es la generosidad y la bondad personificada. Tiene una existencia maltratada, que incluye el abandono por parte de su marido, que la denuncia por prostitución. Sus amantes tampoco son mejores y encima se enfrenta al fantasma de la vejez y la muerte. Su pasado en Auschwitz la ha marcado, y quiere acabar sus días formando una guardería, pese a ser una 'madame' de burdel. Es un papel intenso.
-Siendo en cierto modo una loa a la belleza de la vida ¿no le parece contradictorio que el autor, Romain Gary, acabase suicidándose?
-Estoy de acuerdo. La obra celebra la vida, pero Rosa defiende la eutanasia y no quiere acabar su vida sufriendo. 'La vida por delante' comienza con humor y se desarrolla con dolor. Gary afrenta en el texto el vacío de la soledad. Supongo que eso influiría en su vida.
-¿Cómo es José María Pou como director?
-Es de los mejores. Al tener una larga carrera como actor, conoce bien ambos cometidos. Y al haber trabajado con grandes como Marsillach o Fernán Gómez, que también fueron actores, domina el oficio. Sobre todo, me ha obligado a usar el silencio. Y es muy exigente en todos los aspectos.
-¿Qué queda de aquella Conchita Velasco, 'La chica ye yé' que empezó bailando y haciendo comedias?
-Siempre digo lo mismo: presumo de poco, sólo de haber trabajado mucho. Estamos aquí de paso y me queda la ilusión de hacer nuevos papeles. No desprecio las comedias que hice con Lazaga, Ozores o Forqué, en absoluto. Son mi primera etapa y la guardo con mucho cariño.
-Usted suele decir que 'Pim pam pum fuego' (1975) abrió una nueva etapa en su carrera...
-Esa segunda etapa comienza con 'Abelardo y Eloísa', por la que recibí críticas muy duras e intransigentes, e incluso amenazas. La película que tú dices fue polémica y por eso le tengo un cariño especial. Pero quiero destacar haber trabajado con Berlanga en 'París Tombuctú'. El tiempo hará de Luis el Billy Wilder español. Su importancia en la comedia es insustituible, y aún no se lo han reconocido lo suficiente.
-Otra vuelta de tuerca fue 'Teresa de Jesús'. ¿Cómo ve esta serie, pasados 25 años?
-Me impresiona, la verdad. Tanto el personaje como yo misma. Fue una mujer excepcional, y creo que es uno de los mejores papeles que he hecho en mi vida. El guión de Carmen Martín Gaite es esencial. Y también quiero reivindicar la música que compuso Pepe Nieto. Cada vez que me veo en esa serie me estremezco.
-¿Cómo se siente al ser juzgada más por su vida personal que por su trabajo? ¿Le molesta ser objetivo de la 'prensa rosa'?
-Me da igual. Soy valiente, tengo hijos, no tengo marido ni novio, y creo en Dios, que es al único al que tengo que darle explicaciones. Lo que me importa es el trabajo, lo demás carece de importancia.
-Después de tantos años, ¿tiene alguna espinita clavada, o algo que reprocharse?
-Qué pregunta... (risas). Quizás no haber sido una buena empresaria y haber perdido dinero con los montajes que he puesto en pie. Definitivamente, soy actriz.

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