lunes, 25 de abril de 2011

Juan Cruz, "mira que nos lo tiene dicho"

Estuve el jueves viendo La vida por delante, en el Teatro de La Latina; la obra es de Romain Gary, la dirige José María Pou y tiene a Concha Velasco al frente del reparto. Hace un trabajo excelente Víctor Sevilla, que le da la réplica juvenil a la veterana actriz. La obra está llena de sugerencias para la polémica contemporánea: la edad, la salud, el porvenir, la juventud, las razas, la enfermedad, la memoria, la muerte. La escritura de la obra es de una enorme agilidad; todos esos asuntos tan vidriosos, sobre los que también puede transitarse con pies solemnes, los domina Gary con enorme soltura, con un sentido del humor que a veces parece suicida, pero que siempre tiene claras sus fronteras. Así que la lógica de la obra se va trasladando con una enorme veracidad a un espectador que sabe que allí se está hablando de algo muy serio (la convivencia entre religiones, el tratamiento civil y médico de la enfermedad terminal y de la muerte) pero que forma parte de las conversaciones naturales que se tienen con los misterios más complejos de la vida. Así que hay risa y estupor casi al mismo tiempo. No sorprende, porque ya uno se lo espera, la enorme vitalidad que despliega Concha Velasco en el escenario; ya hay muchas películas, muchas obras de teatro, muchos musicales, mucha televisión en su vida, y sigue ahí, manteniendo muy alta su profesionalidad, su sentido del humor, que tanta melancolía oculta. Allí estaba, al final de la obra, en su camerino, mostrando con orgullo y alegría las fotos de su nieto vestido con la camiseta del Real Madrid (el equipo de la abuela, también) y algunos de los retratos que la siguen a todos sus camerinos. Juvenil siempre, esta mujer que es Madame Rosa en el escenario, una mujer que llega al final de su vida con la voluntad de seguir pero consciente de que la vida es una frontera que es una pared que dice en algún momento No Va Más, Concha Velasco me contó que ahora estrena Internet, al fin sus hijos la han llevado a ese símbolo de la modernidad; así que ahora se puede conectar cada mañana para saber aún más de lo que ya sabe acerca de lo que ocurre. Sin el maquillaje de su personaje, me pareció que era más Concha Velasco que nunca, así que le dije que por qué no hacía ya una autobiografía. Y la va a hacer, la tiene prevista; será una autobiografía musical que estrenará el 1 de septiembre en el teatro al que su pueblo, Valladolid, le pondrá su nombre. El Teatro Concha Velasco. Se lo merece. Estaba feliz, y estaba melancólica. Pero esta es otra historia.  

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