domingo, 29 de noviembre de 2009

felicidades, ARTISTA


Concha Velasco no fue en el cine una muchachita de Valladolid, aunque sí interpretó en televisión en 1973 la obra de Joaquín Calvo Sotelo. Sin embargo, durante toda su vida ha representado como nadie ese papel y la ciudad se lo ha agradecido con la concesión de todos los galardones y distinciones posibles. Como contrapartida, ella ha atribuido sus mejores cualidades -disciplina, seriedad, tesón, responsabilidad, capacidad de trabajo, amor por las cosas bien hechas- al lugar donde nació. Aunque eso ha sido en los últimos 30 años, porque antes las relaciones casi se limitaban a las reseñas de estrenos teatrales y cinematográficos. Así lo reconoció la actriz en junio de 1998, cuando al recibir, «emocionada y agradecida», el Premio de Teatro Provincia de Valladolid afirmó: «He tardado en ser profeta en mi tierra».
Nació en la calle Recondo, número 2, junto al Arco de Ladrillo, en una casa hoy desaparecida, el 29 de noviembre de 1939. Es hija de militar, Pío Velasco, y de Concepción Varona, maestra republicana, quien, según confiesa, siempre le recordó lo vallisoletano de su carácter, que le viene además por vía materna, ya que de aquí eran también sus abuelos. Abandonó la ciudad cuando era una niña de seis años que soñaba con ser bailarina clásica, aunque ha estado volviendo a ella durante toda su vida profesional y jamás ha dejado de representar en los teatros las obras que estrenaba.
En la Casa de Valladolid en Madrid, patrocinadora de los galardones, recogió Concha en 1980 el premio de teatro El Espectador y la Crítica, instituido por Francisco Álvaro, quien reunía en libros la actividad escénica del año. Lo recibió por 'Filomena Maturano', uno de sus personajes favoritos, y fue seguido dos años después de la medalla de oro a la mejor actriz que concedía la Institución Cultural Simancas de la Diputación, que reconoció su trabajo en 'Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?', junto a José Sacristán. A esta obra siguió 'Buenas noches, madre', con la que abrió las Ferias de 1984 y siguió representando en 1985, cuando pregonó, «ilusionada y nerviosa», las fiestas. Aquella tarde del 14 de septiembre, después de confesar que es «vallisoletana por los cuatro costados», defendió la lengua castellana en el balcón del Ayuntamiento. Fue un discurso improvisado y «dictado por el corazón», alegre y distendido, una llamada a la diversión, «en la que todos nos sintamos unidos».
Nieta de poeta
Unos días después, la actriz fue nombrada socia de honor de Amigos de la Zarzuela, a los que agradeció emocionada la interpretación después del Pregón del 'Himno a Valladolid', cuya letra escribió en 1935 su abuelo, Jesús Varona, y puso música Juan Liébanas. Y siguieron los premios, ya que el 3 de noviembre recibió el de mejor actriz de la XXX Semana Internacional de Cine por su papel en 'La hora bruja', de Jaime de Armiñán. Al año siguiente, la Seminci le dedicó un ciclo homenaje formado por quince películas que repasaron su filmografía.
Concha Velasco recibió el Piñón de Oro de la Casa de Valladolid en 1988; protagonizó 'Carmen, Carmen', de Antonio Gala, en las Ferias de 1990;, pregonó las fiestas de Medina del Campo en 1992, y volvió a Valladolid en febrero de 1996, esta vez acompañada de otra actriz vallisoletana, Lola Herrera, para arropar a los candidatos socialistas al Congreso y al Senado por la provincia y apoyar al PSOE en «tiempos difíciles», según aseguraron.
A un nuevo galardón, el de Teatro Provincia de Valladolid, siguió el Pregón de la Semana Santa de 1999 en la Catedral, en el que la actriz puso voz y sentimiento a la Pasión y recorrió la historia de su ciudad. A ella volvió unos meses más tarde para presentar con Luis García Berlanga 'París-Tombuctú', y en marzo del 2000 para hacer otra vez campaña electoral. Ese mismo año abrió nuevamente la temporada de Ferias en el Calderón con 'Las manzanas del viernes', de Antonio Gala. Participó luego en un foro de teatro organizado por la Sociedad Estatal Nuevo Milenio, en el que anunció su intención de hacer 'Hello Dolly', un musical con el que llevaba soñando toda su vida.
El sueño se cumplió en septiembre del 2001, con una lujosa producción de su marido, Paco Marsó, y la participación del Teatro Calderón, en el que se estrenó el día 6 y permaneció hasta el 16, a veces con dos funciones diarias, lo que, incluidos los ensayos, permitió a la intérprete pasar una larga temporada en la capital en la que residen algunos familiares. Un tiempo de emociones que culminó con el nombramiento de pilar del teatro, que acredita una placa en la fachada con su nombre y la frase 'Mamá, quiero ser artista', que simboliza su vocación escénica. Un mes después regresó para presentar en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, a la que no falta ningún año, 'Los pasos perdidos', de Manane Rodríguez, que compitió por la Espiga de Oro.
'Concha Velasco entre pucheros. Las mejores recetas de un ama de casa de Valladolid' es el título de un libro que presentó en octubre del 2004, un mes después de interpretar en Calderón 'Inés desabrochada', de Antonio Gala, e incluso de tener tiempo para ir a los toros en Ferias.
Siguió acumulando premios, como el de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, el Meliá Parque o el de Amigos del Teatro. Una larga lista que el 13 de diciembre del 2005 incluyó el de EL NORTE DE CASTILLA y se cerró el año pasado con el de la Fundación Gabarrón de Artes Escénicas.

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