martes, 11 de agosto de 2009


En el espejo de mi habitación
flotaba una chiquilla en camisón,
en vez de preocuparse de jugar
le daba solamente por soñar.
Esa niña en las nubes era yo,
y pensaba con toda la razón
que hay dos clases de gente nada más;
los artistas y todos los demás.
Sacaba ropa vieja del baúl
y me vestía como en Hollywood,
me hartaba de cantar y de bailar,
o de ensayar la escena del sofá.
Me ponía zapatos de tacón,
me plantaba en las trenzas una flor,
me pintaba los labios de carmín

Mamá, quiero ser artista,
¡oh! mamá, ser protagonista,
con pieles o harapos
con tal de ser trapos,
de estrella solista
que hace suspirar.
Mamá, quiero ser famosa,
¡oh! mamá, ser la más hermosa,
firmar talonarios
y en el escenario
pisar a diario
alfombras de rosas.

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